¿Qué idea de cultura defiende el Plan de la Cultura de Barcelona?

La idea de cultura que defiende  el nuevo Plan de la cultura  es situar a la misma como finalidad de las políticas culturales. Para ello  se basa en cuatro dimensiones  como son  obtener un crecimiento económico que proporcione riqueza, una distribución de la misma que comporta equidad,  una sostenibilidad ambiental y un desarrollo de la cultura, todo ello en base al territorio.
El nuevo plan trata de generar condiciones para la convivencia en un entorno cada vez más diverso y facilitar condiciones para la calidad de las producciones y los proyectos culturales. Considera a la cultura como un factor de desarrollo.
Autores como George Yúdice o Toby Miller han analizado críticamente ese cambio de estatuto de la cultura como recurso y las diferentes políticas públicas que lo han implementado, revisando el discurso que lo moviliza y los diferentes organismos que lo han llevado a cabo.
George Yúdice (2002). El recurso de la cultura: usos de la cultura en la era global
George Yúdice; Toby Miller (2004). Política cultural

¿Con qué otros sectores y ámbitos de producción relaciona la cultura ese Plan y por qué?

En esta nueva etapa de la cultura son muy importantes los gestores. En las últimas décadas  han aparecido gran cantidad de empresas de gestión cultural que son las más capacitadas (en principio) para desarrollar proyectos que cuenten con una cobertura económica importante.
EL plan debe ser capaz de un entendimiento entre los ámbitos que tienen que ver con  la cultura  y los sectores de Innovación, industria y turismo. En este blog hay entradas que describen proyectos de Innovación como el de Barcelona Laboratorio, un programa para potenciar los ámbitos de la expresión artística y del pensamiento y sobre el distrito tecnológico 22@.
Una vez investigada la realidad nos podemos encontrar la gran importancia que tiene la relación de las actividades de desarrollo urbanístico de la ciudad y  las asociaciones vecinales.
Sobre la gestión y el funcionariado se ha dado un caso, motivo de discusión en los últimos días  sobre la gestión de los equipamientos deportivos heredados de los juegos olímpicos del 92 por parte de los funcionarios. En el artículo de Albert Turró en La vanguardia 28-01-11, titulado «Los funcionarios no entienden de Rugby «, se refleja la situación que se puede llegar a producir cuando el principal objetivo en la gestión es el económico.

Después de los juegos olímpicos quedaron unos estupendos equipamientos y el ayuntamiento decidió que las federaciones y los clubs no eran suficiente garantía para asegurar un correcto funcionamiento de la mayoría de ellas y optó por crear un complejo entramado de sociedades entre públicas y privadas para gestionarlas.
Los Juegos Olímpicos e Barcelona aportaron enormes beneficios a la ciudad de
Barcelona. Pero también algunos inconvenientes, el más llamativo, la municipalización del deporte. La gran cita olímpica dejó como legado preciosas instalaciones que se revelaron un problema en el momento de ser gestionadas. El Ayuntamiento decidió que las federaciones y los clubs no eran suficiente garantía para asegurar un correcto funcionamiento de la mayoría de ellas y optó por crear un complejo entramado de sociedades entre públicas y privadas para gestionarlas. Al frente colocaron funcionarios con escasa experiencia y aún menor vocación deportiva, que decidieron que su principal objetivo debía ser el de cuadrar los números  económicos de las respectivas instalaciones. Se produjo entonces una aberración. La principal competencia para las nuevas sociedades municipales para salirse con la suya no era otra que los clubs tradicionales de la ciudad, los mismos que habían hecho posible el entramado deportivo barcelonés y la razón principal de la concesión de los Juegos de 1992. Con una particularidad, los clubs se encuentran con la obligación de destinar buena arte de sus ingresos a sus secciones deportivas, que no suelen proporcionar ningún beneficio económico. Una constante de los últimos años han sido decisiones municipales favorables a los clubs en beneficio de los nuevos gestores del deporte. El caso el equipo de rugby del Poblenou no se entiende sin evaluar antes los casos de Can Felipa y la Mar Bella.

¿Qué modelo de ciudad se naturaliza en el Plan De Cultura?

La culturización de la economía afecta a todo el modelo de ciudad y se caracteriza por dar identidad cultural a un contexto a través de lo que produce el sector creativo y por introducir dinámicas culturales dentro de las propias empresas.
George Yúdice nos habla de este proceso poniendo como ejemplo Londres, que se convirtió en el centro de tendencias en la música, en la moda, en el arte o en el diseño,  bajo el programa ‘Cool Britania’ desarrollado en los 90s, Londres pasó a ser un contexto donde los sectores de la moda, el diseño, el arte contemporáneo, la publicidad, etc. pasaron a ser el gran valor diferencial de su modelo de ciudad y económico.
Esos sectores se caracterizan por ser un tejido empresarial formado por pequeñas productoras, freelances, cooperativas, etc. y no grandes estudios ni grandes estructuras como la cinematográfica o los grandes sellos de la industrias discográfica. Ese tejido empresarial es el que se denominará ‘industrias creativas‘.
Dentro de las empresas tradicionales, también se introducirán dinámicas culturales para optimizar la productividad a través de la denominada ‘cultura corporativa’, es decir, una serie de valores y modos de hacer (y de ser) que están íntimamente relacionados con una marca comercial. Los trabajadores han de sentir que forman parte de la marca, han de interiorizar un estilo de vida que se forja dentro del espacio de trabajo.
El modelo de ciudad buscado siguiendo la propaganda municipal, es una ciudad compacta, donde  las empresas más innovadoras conviven con centros de investigación, de formación y de transferencia de tecnología, equipamientos culturales que pretenden preservar el patrimonio industrial.
Pero este capital simbólico que se consigue muchas veces con la reurbanización de la ciudad, pone en cuestión a las propuestas creativas que no influyen de forma directa en el crecimiento económico, ofreciendo una cultura de escaparate para el  turismo cultural.

¿Las políticas culturales de hoy trazan una línea continuista con ese Plan o han cambiado el rumbo?

Según el plan reconoce un contexto en el que las nuevas actuaciones son necesarias, sin embargo podemos hacer una crítica de algunos aspectos. En el plan los propios responsables de gestión de la cultura ya reconocen problemas como la globalización cultural.
El cambio de estatuto de la cultura abre un  marco de negociación complejo en el que hay que intentar cumplir con requisitos de utilidad y para poderlo llevar a cabo proyecto, convencer a la capa política o financiera de que el proyecto puede cumplir los requisitos que presenta bajo unos indicadores tangibles, etc., para ello seguramente  hay que elegir y negociar con la comunidad que ha  construido el proyecto, lo  cual entraña muchas dificultades.
Otra dificultad a la que se enfrenta el plan es el tratamiento que se pueda dar a la cultura no comercial o alternativa.  En la mercantilización de la cultura se pueden producir determinadas prácticas, sin embargo otras  prácticas culturales  pueden quedar al margen de los circuitos oficiales y comerciales.
En el libro La receta de la industria creativa como motor de desarrollo menciona a la autora británica Kate Oakley, reflexiona sobre  algunos de los problemas y tensiones surgidos a raíz de entender “las industrias creativas tanto como una fuente de crecimiento económico como un elemento de inclusión social”  Kate Oakley y su crítica de las industrias creativas como modelo de precarización laboral y segregación social.
El tema de la precariedad está tratado en el blog: genealogia de la precariedad de Mónica Garcia

¿Marcó el Plan de Cultura un rumbo que marca las políticas urbanas y culturales en la actualidad?

El plan de Cultura ha estado muy marcado por las políticas urbanas y es aquí donde más se han producido conflictos.
Para Yúdice puede existir una relación entre el surgimiento de las clases creativas y  la especulación inmobiliaria que han producido en algunos casos una dualización demográfica agudizada con la crisis en algunas ciudades.
Los clusters de diseño por ejemplo pueden desplazar a clases menos favorecidas.
Una ciudad creativa no se consigue solo con edificios insignes y otras iniciativas como atractivo turístico  y crecimiento económico, sino también  fortaleciendo el tejido social.  Mediante la integración de los ciudadanos en el diseño de los  programas, para que la ciudadanía puedan innovar.
Los encargados de llevar a cabo este proceso de comunicación con la ciudadania son los gestores culturales, utilizando nuevos medios y las organizaciones vecinales.
La ciudad ideal es aquella  que cuenta con la participación de todos: gobierno, sector privado, ciudadanía, educación,  un alto grado de participación sobre todo de los jóvenes que es lo más difícil de conseguir para que se involucren en el diseño de las actividades culturales.
Can Ricart ha sido uno de los principales conflictos urbanos en Barcelona de los últimos años.
Es el tema de investigación de la tesis doctoral de Isaac Marrero «La fábrica del conflicto». Se trata el conflicto en torno a la fábrica, Can Ricart, afectada por un plan urbanístico municipal, el Plan 22@ para la renovación de las áreas industriales del barrio del Poblenou en Barcelona.  Aparentemente una cuestión urbanística, la controversia se ha desarrollado en realidad a múltiples niveles: patrimonial, jurídico, industrial, político. Ha dado lugar a un movimiento social de composición insólita (trabajadores, empresarios, académicos, políticos, artistas, okupas, vecinos) y con tanta capacidad de resistencia como propositiva. Ha servido también para plantear en la esfera pública cuestiones fundamentales para el presente y el futuro de Barcelona, como la participación ciudadana en el urbanismo, el lugar de la industria tradicional, el patrimonio industrial y la memoria obrera en la imagen de la ciudad, la economía de la especulación, el papel de los artistas y el sector creativo en el desarrollo urbano, o la crisis del proyecto de ciudad del ayuntamiento.
En la memoria colectiva está también la repercusión del Forum de las Culturas 04 cuyos  efectos  siguen siendo patentes. En el libro  ‘Repensar Barcelona’ de Josep Maria Montaner, encontramos esta información al respecto, escrita en el 2001, como un anticipo a la polémica que supuso.

El elemento esencial de confusión consiste en hacer coincidir dos hechos totalmente distintos: la remodelación del extremo más oriental de la ciudad y la invención de un nuevo tipo de foro multitudinario y mediático. […] Desde el punto de vista urbanístico y de integración a la ciudad, todo el conjunto del 2004 está entendido desde la autonomía de cada edificio: piezas aisladas sin ninguna relación entre ellas y mucho menos con el entorno.

Ante esta situación crítica, la cuestión clave consiste en reconocer cuál va a ser, en realidad, la identidad del Fòrum 2004, aceptando que se trata de una especie de gran fiesta –festival, feria, congreso y conjunto de espectáculos, una gran celebración para justificar y legitimar unas inversiones públicas en la construcción de infraestructuras y edificios en un lugar clave de la ciudad, allí donde se tensan hasta el extremo las líneas  de las rondas, la Diagonal, el frente marítimo y el río Besòs. En definitiva, ha derivado en una de estas fiestas que se organizan cuando se inaugura un túnel o un parque y que, en vez de durar un fin de semana, va a durar cinco meses.
En este sentido, es necesario reconocer lo que es realmente el Fòrum, rechazando las explicaciones oficiales, triunfalistas y prepotentes, que escriben con petulancia que “el Fòrum 2004 se constituye en un modelo de desarrollo ejemplar para la planificación de las ciudades del futuro” y admitiendo que hasta ahora ha fallado por la falta de debate urbanístico y por la marginación absoluta de todo el tejido asociativo y cultural de la ciudad.

El blog anastasiamediatica de Darío Fernández Faucón que analiza la Marca Barcelona a partir de los medios de comunicación, ahonda en el estudio de las políticas culturales. El siguiente fragmento es representativo de la visión de la arquitectura y el urbanismo:

Los medios lejos de realizar una crítica audaz, valiente y profunda sobre el concepto de Cultura como recurso, optan simplemente por polemizar con las disputas políticas subyacentes. Los medios son conscientes (pero no cómplices) de la creciente apatía urbana en relación a la euforia que quiere proyectar Barcelona, un sentimiento agotado y anacrónico que exige de revisión.
La arquitectura barcelonesa como síntoma de una Barcelona que persigue generar fascinación, prestigio internacional, aumentar su capital cultural y reinventar activos turísticos. Una Barcelona ensimismada que, junto a los no menos narcotizados medios de comunicación, asume a los ‘starchitects’ como una nueva raza creativa y de vanguardia que permite revestir de modernidad a la ciudad y regenerar barrios con dudosas operaciones urbanísticas.

Una prueba más de la importancia e inquietud que ha marcado las políticas urbanas y culturales, es cuando se puso de manifiesto en el editorial de uno de los principales diarios de la ciudad, un festival de arquitectura que permitió acercar a los ciudadanos muchos de los edificios y equipamientos de la ciudad, organizado por la iniciativa ciudadana.

EDITORIAL DE LA VANGUARDIA: 16-10-2010
Enseñar la Ciudad
Es una iniciativa loable la de la primera edición del Open House Barcelona, que permitirá durante este fin de semana que 130 edificios de Barcelona sean visitados en una especie de jornadas de puertas abiertas. La propuesta, que sigue el ejemplo de ciudades como Londres, Nueva York o Tel Aviv, pretende mostrar al gran público espacios cerrados o poco conocidos: desde sedes corporativas o equipamientos culturales, docentes y religiosos, hasta pisos particulares. Que Barcelona sigue siendo una ciudad atractiva está fuera de toda duda. Pero sucede que, muchas veces, es muy superior la imagen que tienen de la capital catalana los que nos visitan que quienes residimos en ella. La crisis económica, la percepción de que el proyecto municipal no ha encontrado un discurso creíble en los últimos años y, seguramente, un deseo de cambio en uno de los pocos ayuntamientos gobernados desde 1979 por el PSC como fuerza mayoritaria han desembocado en un palpable enfado de una mayoría  amplia de los ciudadanos. Pero Barcelona es, sin duda, una ciudad con futuro: por su capacidad para alumbrar ideas, por sus iniciativas empresariales, por sus permanentes ganas de reinventarse y por su empuje. Esa Barcelona que se construye entre todos, que en el exterior despierta envidia, que ha sido atractivo escenario de espléndidas novelas –anoche lograba el Planeta el novelista por excelencia de Barcelona, Eduardo Mendoza– se refugia en un segundo plano en épocas de desánimo, en las que el tono vital tiende al gris. La semilla de una gran Barcelona existe, aunque a veces parezca lo contrario. Debería ser voluntad de gobierno y oposición que el esplendor de antaño, alejado de modas que se han revelado como era previsible pasajeras y perniciosas, fuera el principal objetivo de los próximos años.

Reflexión Final

El Plan de Cultura de Barcelona está bien enfocado y tiene reconocidos algunos logros, como pueden ser la red de  bibliotecas y algunos equipamientos que han servido para rehabilitar el patrimonio industrial de la ciudad,  porque se han situado en antiguas fábricas como por ejemplo el actual campus de la Universidad Pompeu Fabra en Cal Aranyó.
Sin embargo para dar sentido a nuevos planes urbanísticos, a veces, se ha utilizado el construir por construir, casi sin pensar en el contenido. Por eso, es fundamental ayudar a instituciones culturales que ya existen y hacerlas partícipe. El principal objetivo debería ser el arraigo al lugar con el reconocimiento del tejido cultural civil que por otra parte ha sido tan importante en la ciudad durante años, conformando no solo impresinantes edificios como Santa Maria del Mar, el Liceu o el Palau de la Música, si no Ateneos populares como el Orfeó Gracienc o La Aliança del Poble Nou. La arquitectura no se puede desligar del tejido cultural, ni en su forma, ni en su función.
Una ciudad creativa no se consigue solo con edificios insignes para atraer el turismo cultural, sino fortaleciendo el tejido social que debería ser la principal fuente de innovación.
En el curso de arquitectura Rehabitar de la UPC se plantea esta cuestión: el del exceso de viviendas nuevas edificadas en los últimos años frente a las costumbre de abandonar edificaciones que dejaron de tener el uso para el que fueran hechas. «Podemos hacer nuevos y relucientes equipamientos culturales, pero éstos no harán desaparecer la sensación de deficiente gestión e ineficaces políticas que suponen no saber aprovechar lo que ya existe».

El distrito tecnológico 22@ es fundamental dentro del desarrollo del Plan de cultura de Barcelona.
En el año 2000 el Ajuntament de Barcelona aprobó un nuevo ordenamiento urbanístico pensado para transformar en un polo de nueva actividad la antigua área industrial de Poblenou, con fábricas que habían quedado obsoletas y estaban cerradas o con usos poco productivos. El nuevo ordenamiento permite una nueva calificación del suelo 22@, en sustitución de la calificación de suelo industrial tradicional 22a. De este modo, un solar de la zona 22@ – que a groso modo implica todo el cuadrante del levante sud de la ciudad, entre la Gran Via y la ronda y entre la Vila Olímpica y la Rambla de Prim, que ocupa una superficie equivalente a 115 manzanas del Ensanche . admite una mayor edificación, más espacios públicos o zonas verdes y usos de vivienda social, siempre que la actividad industrial anterior se sustituya por oficinas y otros servicios de empresas y equipamientos relacionados con las nuevas tecnologías y el conocimiento. El objetivo es animar a los propietarios de suelo a renovar el urbanismo obsoleto de la antigua industria de finales del siglo XIX y principios del XX, pero manteniendo la actividad económica, cosa que no se habría garantizado si se hubiera optado por una recalificación tradicional de suelo industrial hacia residencial.

Y es que 22@Barcelona está construyendo un nuevo modelo de ciudad compacta, donde las empresas más innovadoras conviven con centros de investigación, de formación y de transferencia de tecnología, así como con viviendas (4.000 nuevas viviendas de protección oficial), equipamientos (145.000 m2 de suelo) y zonas verdes (114.000 m2). Un modelo que convive, a su vez, con el patrimonio industrial del barrio gracias a la aprobación del Pla de Protecció del Patrimoni Industrial, redactado entre 22@Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona, en el cual se conservan 114 elementos arquitectónicos de interés.
http://www.22barcelona.com/

Los departamentos de industria y turismo tienen mucho que ver con los de cultura e innovación.
Barcelona Media es una fundación sin ánimo de lucro,  un centro tecnológico, un espacio para la investigación y una unidad de transferencia de conocimientos y tecnología, que cuenta con laboratorios de servicios especializados como el Laboratorio de Cultura y Turismo.
… innovación para el sector de la comunicación.
El Laboratorio de Cultura pone su experiencia en el campo de la gestión cultural, al servicio de la innovación en la presentación y gestión del patrimonio, así como en el desarrollo de proyectos culturales de ocio y turismo basado en la cultura.
Considera la cultura como un factor de desarrollo.
Los investigadores del Laboratorio de Cultura y Turismo de Barcelona participan activamente en el desarrollo de la cultura, un ejemplo de ello es:

El pasado 18 de noviembre se celebró la Jornada Innovación en las Industrias Culturales. El acto, que tuvo  lugar en el auditorio del Tech Talent Center de la UPC,  organizado por el SDE – Servicio  de Desarrollo Empresarial – del ICIC – Instituto Catalán de las Industrias Culturales y es uno de los diferentes actos organizado por el SDE con el objetivo de contribuir a la mejora de la productividad en innovación en las empresas culturales.
Barcelona Media participó en la jornada con la ponencia a cargo de Xavier Cubeles, del Laboratorio de Cultura i Turismo. Cubeles exponiendo la situación de la innovación de las empresas culturales y de los media en Cataluña (en parte, con los datos del Informe Encuesta sobre la innovación de las empresas de los media de Cataluña, y de los retos de actuación  [+info] http://www.barcelonamedia.org/noticies/

El plan de cultura de Barcelona consta de diez programas estructurales, uno de ellos es BARCELONA LABORATORIO.
Barcelona laboratorio es un programa para potenciar todas las condiciones que hacen posible ampliar la base creativa de la ciudad, en todos los ámbitos de la expresión artística y del pensamiento.
Barcelona laboratorio pretende incrementar el apoyo a la creación como condición necesaria para un mejor desarrollo cultural de la ciudad.
Una ciudad laboratorio es una ciudad que hace una apuesta por todas las iniciativas (asociativas, privadas, públicas) que de manera cotidiana hacen posible la existencia de espacios de riesgo, de prueba y ensayo, y de experimentación en todo tipo de lenguajes artísticos.
Los centros y equipamientos de Barcelona laboratorio tienen que fomentar la visibilidad de la creación artística, interaccionando con los circuitos y sistemas de difusión, locales y globales. Y, finalmente, tienen que potenciar la formación, las residencias y los intercambios entre artistas.

Dentro de este plan están incluidos varios equipamientos situados en antiguas fábricas,  como el centro de producción e investigación de artes visuales Hangar y Ca l’Aranyó, actual campus audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra.

El propio ayuntamiento de Barcelona en su informe sobre el presupuesto del 2011:
La ciudad impulsa nuevos equipamientos culturales para dotarse de un ared de espacios de creatividad donde se pude ensayar, preparar y presentar espectáculos de danza, circo, teatro, arte y música. Las antiguas fábricas Fabra i Coats (Sant Andreu), Hangar (Poblenou), La Illa Philips (Marina), La Seca (Ciutat Vella) y el espacio dedicado a la Central del Circo (Fòrum) están siendo rehabilitados y acondicionados, para convertirse en laboratorios de creación artística. Para este 2011 está previsto que finalice la ampliación del Hangar, la primera fase de Fabra i Coats, la Seca, el granero de la Illa Philips y la Central del circo.
Con las nuevas fábricas de creación , – un proyecto impulsado por el Institut Municipal de Cultura (ICUB)- la ciudad ganará más de treinta mil metros cuadrados que se pondrán a disposición de artistas de diversas disciplinas.

Centros en red – ¿Cultura y política viven un idilio o se dan la espalda por miedo a alterar sus complejas relaciones?

Un programa que repitió su emisión ayer 04-01-2010, emitido originalmente en Junio pasado, posiblemente repetido porque aparece el nuevo conseller de Cultura del Gobierno de la Generalitat Ferran Mascarell.

Para muchos, Mascarell es el político dedicado a la gestión cultural más brillante que ha dado la Cataluña democrática y en la primera fila de los políticos de la cultura española de este periodo junto a Jorge Semprún y César Antonio de Molina. Atento a la vez a la creación y a la industria, conocedor de sus entresijos tanto por el contacto con sus protagonistas como por su participacion en libros blancos y estudios institucionales sobre el tema, a él se debe entre otras cposas el Plan de Bibliotecas de Barcelona, que es la actuación cultural más ambiciosa (y exitosa) que ha tenido la ciudad en decenios, así como el encarrilamiento de la presencia catalana en Franfurt 2007 durante su primer y breve paso como conseller de Cultura. Tiene el mapa del sector en la cabeza, el discurso claro y está acostumbrado a actuar desde el consenso. (Texto extraido del suplemento Culturas de La Vanguardia, Miércoles 5-1-2011)

Las bibliotecas de Barcelona aparecen como objetivo de varios  puntos a desarrollar dentro  del apartado Barcelona, Ciudad Lectora del nuevo Plan de Cultura, referencia de este blog.

El programa es un debate muy interesante sobre la relación entre la política y la cultura. Aparece también Jesús Carrillo director del Museo de arte Reina Sofia y el caso de La Tabacalera de Lavapies.
Enlace

Otro programa de la misma serie con un debate sobre el tema de la gestión cultural y la figura del gestor cultural como modelo laboral estandarizado y formado para gestionar con eficacia todo tipo de equipamientos y programas culturales frente a los modelos anteriores en el que asociaciones, voluntarios y activistas culturales eran los protagonistas del sector.  Presentan lugares como Hika Ateneo de Bilbao y el Ateneu Barcelonés.
Enlace

Retos y dificultades en el Nuevo Contexto Cultural: La globalización cultural

Concomitance Time StretchingSegún el plan reconoce un contexto en el que las nuevas actuaciones son necesarias, sin embargo podemos hacer una crítica de lo que pude conducir las nuevas visiones de la cultura. En el plan los propios responsables de gestión de la cultura ya reconocen problemas como la globalización cultural, como se recoge con el resumen de los siguientes párrafos. Este problema y otros pueden convertirse en motivo de investigación en este blog más adelante.

Los movimientos de población y la creciente diversidad, obligan a traducir a escala local nuevos retos sobre el diálogo intercultural.  La diversidad cultural por contra al establecerse nuevas conexiones es un gran potencial de productividad.  La revolución tecnológica, en especial internet hace que un creciente número de la población accede  a la producción cultural y lo utiliza como medio de producción, difusión o comunicación.
La adecuación y discusión sobre los derechos y las leyes de propiedad intelectual están en cuestión y se tienen que adaptar a los nuevos entornos digitales .
La exclusión social se ha convertido en un debate sobre la diversidad cultural y la necesidad de encontrar los medios más apropiados para promover las nuevas expresiones culturales minoritarias.
Las ciudades crecen en  extensión haciendo el gobierno territorial más complejo.
Organizaciones como La ONU o la Unión Europea reconocen el papel de las ciudades en la democratización y la eficiencia. sin embargo se reconocen deficiencias en la financiación de los gobiernos locales y que no tienen suficientes herramientas para hacer frente a los retos de la mundialización.
La Agenda 21 de la cultura señala que es necesario tanto «la continuidad y el desarrollo de las culturas locales originarias, portadoras de una relación histórica e interactiva con el territorio», como «la expresión y la participación de las personas con culturas procedentes de la inmigración o arraigadas originariamente en otros territorios», dado que «este compromiso recíproco es el fundamento de los procesos de convivencia e interculturalidad que, de hecho, aunque sin este nombre, han contribuido a configurar la identidad de cada ciudad».

En el recurso de la cultura  Yúdice  escribe que la conservación de la diversidad es algo deseable ya que ésta enriquece a la cultura. Sin embargo, en algunos casos se podría producir cierta presión de la empresa privada. Esto es más destacable para los  países en vías de desarrollo.

Otros efectos negativos son por ejemplo la división internacional del trabajo cultural, los resultados de leyes que favorecen a los intereses de corporaciones, el desplazamiento de grupos minoritarios, etc.

Todo ello conduce a Yúdice a hablar y defender la necesidad de una ciudadanía cultural poseedora de derechos como la participación en la actividad cultural, el acceso a la educación y el reconocimiento de los derechos humanos.

Retos y dificultades en el Nuevo Contexto Cultural: La cultura no comercial o alternativa.

Otra dificultad a la que se enfrenta el plan es el tratamiento que se pueda dar a la cultura no comercial o alternativa.  En la mercantilización de la cultura se pueden producir determinadas prácticas, sin embargo otras  prácticas culturales  quedan al margen de los circuitos oficiales y comerciales.
El cambio de estatuto de la cultura abre un  marco de negociación complejo en el que hay que intentar cumplir con requisitos de utilidad y para poderlo llevar a cabo proyecto, convencer a la capa política o financiera de que el proyecto puede cumplir los requisitos que presenta bajo unos indicadores tangibles, etc., para ello seguramente  hay que elegir y negociar con la comunidad que ha  construido el proyecto, lo  cual entraña muchas dificultades.

Una vez presentado los antecedentes y las intenciones del plan de cultura de Barcelona , continuo con un resumen basado en los debates y materiales de la asignatura,  para situar el Plan de cultura de Barcelona en algunas corrientes  teóricas que lo inspiran.

La economización de la cultura o utilizar la cultura  como un recurso,  trae consigo una nueva forma de enfocar el papel de la cultura como forma de extraer unos beneficios tangibles en un nuevo contexto de  globalización  en el que también juegan un papel importante las organizaciones mundiales.  Nace entonces una nueva forma de hacer política, florecen las empresas de gestión cultural, la culturización de la economía  y el término culturización de la economía.
El marco crítico de la ‘Industria Cultural’ planteada por Adorno y Horkheimer en ‘La industria cultural como engaño de masas’ ha ido cambiando hacia discursos que sitúan  a la cultura como principal recurso político y económico.  Estos discursos más ‘plurales’  cambian a partir de los  80s,  conducidos por conceptos como el de ‘Las industrias culturales’   que dan un giro positivo a las concepciones críticas anteriores de la noción en singular de Industria Cultural, entrando en un nuevo paradigma donde se empezarán a activar políticas públicas y planes estratégicos donde la cultura actuará como eje central.
Autores como George Yúdice o Toby Miller han analizado críticamente ese cambio de estatuto de la cultura como recurso y las diferentes políticas públicas que lo han implementado, revisando el discurso que lo moviliza y los diferentes organismos que lo han llevado a cabo.
George Yúdice (2002). El recurso de la cultura: usos de la cultura en la era global
George Yúdice; Toby Miller (2004). Política cultural

En el libro el Recurso de la cultura de Yúdice, el concepto de recurso absorbe y anula las distinciones, prevalecientes hasta ahora, entre la definición de alta cultura, la definición antropológica y la definición masiva de cultura.

Raymond Willams distinguió cultura entre el sustantivo independiente y abstracto que designa un proceso general de desarrollo intelectual, espiritual y estético; el sustantivo independiente que indica un modo de vida determinado, de un pueblo, periodo, un grupo o la humanidad en general y el sustantivo independiente y abstracto que describe las obras y practicas de la actividad intelectual y especialmente artística.

En Política cultural Yúdice y Miller explican la historia de la gestión cultural en Occidente, presentando un análisis profundo de política cultural en el que se refleja el papel de ésta en el proceso de construcción de los estados, de los ciudadanos consumidores y del mercado. El análisis se sitúa a nivel de las instituciones administradoras y productoras de cultura  y sirve de base para análisis posteriores centradas en el sujeto y en el proceso de apropiación de la cultura, la cultura como recurso y la economización de la cultura.

La cultura como recurso y la economización de la cultura

Utilizar  la cultura como un recurso significa  que ésta se pueda medir económicamente  y que por lo tanto tenga una utilidad demostrable. Se trata de dejar atrás las concepciones que concebían la cultura como un objeto que se justifica a si mismo o como una vía de emancipación o liberación.
La cultura empieza a ser central dentro de la globalización y deberá justificarse por su utilidad   para resolver conflictos sociales  o diplomáticos, generar desarrollo económico, revitalizar barrios degradados, etc.
La cultura  pasa a un primer plano como herramienta de transformación económica, política y social.
Esa concepción de la cultura como recurso viene en gran medida impuesta por la retirada del Estado de gran parte de sus competencias, reduciendo la subvención directa de todos los servicios sociales incluida la cultura.
Esta reducción de gastos estatales empuja al sector de la cultura y de las artes a

“afirmar que pude resolver problemas como mitigar las luchas raciales, ayudar a revertir el deterioro urbano mediante el turismo cultural, crear empleos, reducir el delito y quizás generar ganancias” (Yúdice, El recurso de la cultura).

Con datos tangibles e informes que así lo contrastan, organismos como el Banco Mundial pueden entonces invertir en proyectos de desarrollo cultural.

“la cultura por la cultura misma, cualquiera sea esta, nunca será financiada, a menos que proporcione una forma indirecta de ganancia” (Yúdice, El recurso de la cultura).

La economización de la cultura no viene marcada simplemente por una necesidad de cubrir un mercado concreto o por un proceso de mercantilización de la cultura tal y como lo denunciaron Adorno y Hokheimer, sino por una razón economicista aceptada desde el Estado a los agentes del sector cultural que, en pleno paradigma neoliberal han de usar y justificar la cultura como un instrumento del que se extraigan unos beneficios medibles, ya sean sociales, políticos o económicos.
La economización de la cultura trata del diseño y puesta en valor de la cultura como motor económico, como vértebra para el cambio de modelo económico en el paradigma postfordista y como acicate para la terciarización de las ciudades. La economización de la cultura está íntimamente relacionado con el cambio de estatuto de la cultura del que nos habla Yúdice, la cultura como recurso. Este proceso se verá avivado por los programas de promoción de la cultura como válvula para el desarrollo económico de las ciudades que podemos ejemplificar en los planes para la capitalidad cultural y en proyectar el atractivo cultural (su patrimonio, un festival de música, etc.) para captar mayor tasa de turismo. Este proceso afecta a la manera de entender la cultura, los programas y prácticas culturales.

El papel de las organizaciones mundiales

El nuevo concepto de cultura es reproducido por entidades oficiales nacionales y supranacionales como la NNU, la Unesco,  el Banco mundial, etc. Yúdice afirma que

“ Cabría aducir que la cultura se ha convertido simplemente en un pretexto para el progreso sociopolítico y el crecimiento económico, pero aun si ese fuera el caso, la proliferación de tales argumentos en los foros donde se discuten proyectos tocantes a la cultura y al desarrollo locales, en la UNESCO, en el Banco Mundial y en la llamada sociedad  civil globalizada de las fundaciones internacionales y de las organizaciones no gubernamentales, han transformado lo que entendemos por el concepto de cultura y lo que hacemos en su nombre. (El recurso de la cultura Yúdice)
“La única forma de convencer a los dirigentes del gobierno y de las empresas de que vale la pena apoyar la actividad cultural es alegar que esta disminuirá los conflictos sociales y conducirá al desarrollo económico (El recurso de la cultura Yúdice)

En el documento,  Informe de la UNESCO: World Bank (1999) ‘Culture Counts: Financing, Resources an the Economics of Culture in Sustainables Development´ hay una declaración en este sentido.
Una nueva forma de hacer política, las empresas de gestión cultural y la Culturización de la economía

La Política Cultural es una nueva forma de hacer política con unas instituciones y designios políticos muy concretos contrapuestos a otros, con el pretexto de la cultura.
En esta nueva etapa de la cultura son muy importantes los gestores. En las últimas décadas  han aparecido gran cantidad de empresas de gestión cultural que son las más capacitadas para desarrollar proyectos que cuenten con una cobertura económica importante.
La gestion cultural y su aplicación en ciudades como parte de las políticas de los planes de renovación urbana. Dan por ello cuenta de la experiencia Londres, Barcelona y otras ciudades incluso en America Latina.  En la web del Plan de Barcelona  existen vínculos a las ciudades de Manchester, Toronto, Montreal, Buenos aires, Lille, Paris, Londres y Vancouver.
La alta cultura se torna un recurso para el desarrollo urbano en el museo contemporáneo (por ejemplo, el Guggenheim de Bilbao).
Los rituales, las prácticas estéticas cotidianas tales como canciones, cuentos populares, cocina, costumbres y otros usos simbólicos son movilizados también como recursos en el turismo y en la promoción de industrias que explotan el patrimonio cultural.
La gestion cultural y su aplicación en ciudades como parte de las políticas de los planes de renovación urbana. Dan por ello cuenta de la experiencia Londres, Barcelona y otras ciudades incluso en America Latina.

La culturización de la economía afecta a todo el modelo de ciudad y se caracteriza por dar identidad cultural a un contexto a través de lo que produce el sector creativo y por introducir dinámicas culturales dentro de las propias empresas.
George Yúdice nos habla de este proceso poniendo como ejemplo Londres, que se convirtió en el centro de tendencias en la música, en la moda, en el arte o en el diseño,  bajo el programa ‘Cool Britania’ desarrollado en los 90s, Londres pasó a ser un contexto donde los sectores de la moda, el diseño, el arte contemporáneo, la publicidad, etc. pasaron a ser el gran valor diferencial de su modelo de ciudad y económico.
Esos sectores se caracterizan por ser un tejido empresarial formado por pequeñas productoras, freelances, cooperativas, etc. y no grandes estudios ni grandes estructuras como la cinematográfica o los grandes sellos de la industrias discográfica. Ese tejido empresarial es el que se denominará ‘industrias creativas‘.
Dentro de las empresas tradicionales, también se introducirán dinámicas culturales para optimizar la productividad a través de la denominada ‘cultura corporativa’, es decir, una serie de valores y modos de hacer (y de ser) que están íntimamente relacionados con una marca comercial. Los trabajadores han de sentir que forman parte de la marca, han de interiorizar un estilo de vida que se forja dentro del espacio de trabajo.

Concomitance Time Stretching

En este primer post, para situarme en el ámbito del trabajo propuesto, relato esquematicamente la  situación histórica del nuevo Plan de Cultura de la ciudad de Barcelona centrada en los últimas décadas y sus intenciones,  según el contenido del mismo:

Comienza con una transformación de carácter político entre 1979 y 1985.  Se caracteriza por la democratización de la cultura, acceso de la ciudadanía a las actividades culturales y por una apropiación y ocupación del espacio público. El principal signo distinguible de esta época consiste en la aparición de los Centros Cívicos.

En la segunda época se produce una transformación de carácter económico entre 1986 y 1995. Se caracteriza por el desarrollo urbanístico y por la construcción de Infraestructuras culturales. Como característica se puede destacar la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992.

La tercera época que abarca entre 1996 y el 2004 se caracteriza por la consideración de  la cultura como motor de desarrollo de la ciudad . Se caracteriza por la democratización de la cultura. Se acoge el término de Industrias culturales, aparece el Instituto de Cultura de Barcelona  y se crea el Plan estratégico del Sector Cultural. La cultura ocupará un espacio de centralidad y se reconoce un vínculo entre la cultura y  el desarrollo económico y tecnológico.  Como símbolos identitarios destacan el plan de bibliotecas, el Forum Universal de las Culturas, los años temáticos y la construcción del distrito de la innovación 22@.

Las intenciones del nuevo Plan de la cultura pretende a la cultura como finalidad de las políticas culturales. Esto quiere decir que situa a la  a cultura como argumento y como un fín, no como un medio: la cultura como finalidad de las políticas culturales.
Las características  de este nuevo plan establecido en el 2006 son, la incorporación de la lógica de las estapas anteriores, el paso de la sociedad industrial a la cultura, lo cual implica una inversión contínua en equipamientos culturales y está considerado como un factor clave para el  desarrollo de las ciudades. Como signos de esta nueva época podemos fijarnos en el despliegue del distrito de innovación 22@, el Año internacional Gaudí, los equipamientos públicos, las ayudas y subvenciones a los agentes culturales y la generación de plataformas de difusión estables.

Este planteamiento que pretende ser un cambio de estatuto para la cultura y situarla como eje central, ha sido analizada críticamente por autores como George Yúdice y Toby Miller. En el Recurso de la cultura, George Yúdice afirma que en la cultura se invierte, se distribuye de las maneras más globales, se utiliza como atracción para promover el desarrollo del capital y del turismo como el primer motor de las industrias culturales y también  resulta un incentivo inagotable  para las nuevas industrias que dependen de la propiedad intelectual.

El nuevo plan se basa en cuatro dimensiones establecidos en base al territorio que son  riqueza, equidad, sostenibilidad y cultura. Es decir un crecimiento económico que proporcione riqueza, una distribución de la misma que comporta equidad,  una sostenibilidad ambiental y un desarrollo de la cultura.
Por contra,  se reconoce una dificultad par establecer parámetros e indicadores. El PIB puede ser significativo para medir la economía y el IDH (indicador del desarrollo humano) sobre la desigualdad, pero un reto importante es ¿como medir el desarrollo cultural de una sociedad.?
Asi mismo, el nuevo plan apuesta por tres características interrelacionadas que son la proximidad, el sistema de producción cultural y la calidad o excelencia. Debido a la nueva realidad y los retos de futuro, prioriza el binomio proximidad- excelencia, en un contexto de diversidad cultural y de complejidad creciente an las diná,icas culturales de la ciudad..
En fin,  el nuevo plan trata de generar condiciones para la convivencia en un entorno cada vez más diverso y facilitar condiciones para la calidad de las producciones y los proyectos culturales.

Democratización de la cultura
Acceso de la ciudadanía a las actividades culturales
Apropiación y ocupación del espacio público