Cuando escuchaba en mi juventud este disco la verdad es que no hacía caso ni entendía del todo las letras. Pero me encantaba su fuerza y lo escuchaba una y otra vez en los bares de Bilbao. Hoy en día me animo a tocar la guitarra en parte con ese estilo.

En el libro de Simon Reynolds sobre Postpunk aparece el texto:
«La sentencia de muerte del punk llego el 28 de Octubre de 1977, cuando salió Never Mind the Bollocks. ¿Era eso a lo que había llegado la revolución? a algo tan prosaico y convencional como un LP, pura mercancía consumible».
Las letras y las voces de Rotten eran incendiarias, pero el sonido contundente de la guitarra de Steve Jones y la soberbia producción de Chris Thomas – muchas capas, sonido brillante, estructura sólida, daban como resultado un rock duro que contradecía la reputación de ineptos musicales de la banda».